Es frecuente escuchar en algunas
empresas sobre SOX, especialmente las que son filiales de empresas americanas,
pero la norma SOX está ligada a un famoso escándalo financiero de la empresa
ENRON [EE.UU], empresa energética en la cual se efectuó un fraude contable, que salpicó y desprestigió
gravemente a la conocida firma de auditoría Arthur Andersen. Existieron en Norteamérica otros escándalos
como: Worldcom, que se declaró en bancarrota y ostenta el dudoso título de ser
a día de hoy el mayor caso de bancarrota en la historia de EEUU, también están Tyco
o Xerox y el último la Deuda SUBPRIME [Crisis de las Hipotecas], de las cuales
detallaremos en posteos posteriores como análisis de casos de fraudes.
Sin entrar en demasiados detalles, el
denominador común a todos estos casos fue la utilización de “técnicas
contables” que enmascaraban y ocultaban problemas financieros, que llegaban a
ser de miles de millones de dólares, reflejando una falta de transparencia del
gobierno empresarial y la situación contable y financiera. Noten que no he
hablado dela existencia de falta de control, porque dadas las características
de dichos fraudes multimillonarios, en los que estaban implicados los
principales responsables corporativos, no puede decirse que hubiese ausencia de
control interno (aunque sí externo) en la medida en que las actividades
fraudulentas eran premeditadas.
Como respuesta a este tipo de fraudes, se introdujo en EEUU la ley conocida
comúnmente como SOX, cuyo nombre completo es Sarbanes-Oxley Act of 2002.
Esta ley fue pensada y escrita con el
propósito de incrementar la transparencia financiera de las empresas que
cotizan en la bolsa estadounidense, protegiendo de este modo a los inversores y
accionistas exigiendo fiabilidad, responsabilidad y exactitud en los datos
financieros. La manera que SOX tiene de
aplicar estos objetivos es mediante el establecimiento de controles que impidan
y disuadan de la realización de actividades financieras ilícitas, además de
introducir multas de hasta 5 millones de dólares y penas de cárcel de hasta 20
años para aquellos gestores cuyas empresas incumplan con los requerimientos de
SOX. En la actualidad, esta es una de las leyes más completas y estrictas
—quizá en algunos aspectos demasiado— en la prevención del crimen financiero,
definiendo una serie de comportamientos fuertemente penados tales como
alteración de informes financieros, amenazas contra posibles denunciantes de
actividades irregulares (whistleblowing), o engañar y confundir a los auditores
(penalidades en EE.UU).
Hay que destacar que, por el
espíritu de protección de los accionistas e inversores que tiene SOX, su ámbito
de aplicación no se limita a aquellas corporaciones ubicadas en EEUU, sino a
todas aquellas, estadounidenses o no, que directa o indirectamente tienen
presencia en la bolsa americana; esto implica por tanto que una corporación
multinacional formada por diversas unidades de negocio, en la que únicamente
una de ellas cotiza en la bolsa estadounidense, deberá ser conforme a SOX en
todas ellas. Esto evitará que un fraude financiero en una filial o la empresa
matriz repercuta en las cuentas de la empresa que cotiza en la bolsa americana
y que está “limpia” financieramente a todos los efectos.
Aunque como se ha indicado
anteriormente la ley establece claramente cuáles son aquellas conductas
irregulares penadas, y transmite en general la idea de transparencia y
responsabilidad a la conducta y gobierno empresarial, no entra en los detalles
concretos de cuáles deben ser las medidas para la adaptación y conformidad a
SOX, dejando la decisión y definición de los controles a las propias empresas.
Esto aporta como principal ventaja la libertad y flexibilidad que confiere a la
propia empresa en el tipo, calidad y cantidad de los controles, aunque por otra
parte, esta falta de definición y ausencia de concreción es uno de principales
focos de confusión acerca de qué debe considerarse un control apropiado para
SOX. Las áreas donde SOX tiene una mayor incidencia son, según la metodología COSO (Committee of Sponsoring
Organizations of the Treadway Commission) de cumplimiento, la Evaluación de
Riesgos, el Control del Ambiente Laboral, el Control de las Actividades, la
Monitorización, y la Información y Comunicación.
No obstante, es preciso aclarar
que SOX no es, como cualquier regulación, norma o ley, la panacea; SOX no pone
una pistola en la nuca de cada bróker, contable o financiero, ni una cámara
encima de cada persona; no es capaz de preveer o evitar complejos fraudes
financieros que son desarrollados por personas muy conocedoras del entorno en
el que se mueven; y otro ejemplo más es el reciente caso del bróker Jérôme
Kervial en Société Genéralé, aunque el comentario lo dejamos para un próximo
posteo.
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